El abrazo de Menéndez y Aliendro, autor del gol. |
En un primer tiempo en donde no se encontró ningún punto fuerte en ambos equipos, el funebrero logró marcar la diferencia en el arco rival. Más allá de que el local fue superior al Lobo mendocino en esa primera mitad, no contó con muchas chances para ponerse en ventaja. La fórmula Menéndez-Aliendro le dio frutos a Gamboa: centro del mellizo y cabezazo impecable del goleador que tiene el equipo de San Martín con nueve tantos. Luego, nada más para rescatar de esa primera parte.
La segunda mitad tampoco dejó mucho para analizar. El ingreso de Pereyra en la visita le dio un poco más de movilidad a un mediocampo que estaba siendo maniatado por la buena labor de Mellado. Cesar Carranza no estuvo en sintonía en ningún momento del partido y eso le costó caro al equipo dirigido por Arias. Sin dudas lo más destacado del segundo tiempo fue Jorge Achucarro. El paraguayo fue determinante para aguantar, pivotear, jugar de espaldas al arco y pelearse con todos los defensores rivales. Entendió perfectamente cómo debía jugarse el último tramo del partido, donde los fantasmas de los quince partidos sin triunfos acechaban y los jugadores de Chaca se replegaban aún más en su campo.
Terminó el partido y el grito ahogado de la gente desde hace más de dos meses se hizo escuchar. Gamboa ganó los dos partidos que dirigió -en la semana le ganó a All Boys por Copa Argentina- y el público le hizo llegar su cariño. Aunque no haya logrado una buena sintonía de juego, estos tres puntos eran imprescindibles en la lucha por no descender. Y aunque se encuentre último en el torneo y en los promedios, al menos, por hoy, Chaca volvió a sonreír.
Santiago Díaz
@sanndres
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