Locura la que se vivió en Mataderos. De la buena. Un partido con 10 goles, 7 en el segundo tiempo. Fútbol barrial en estado puro.
Chicago y Dálmine se iba al descanso 2-1. Lo ganaba el Torito que supo reponerse del empate de los de Campana. Nadie se imaginaba el complemento que ofrecerían estos dos equipos en una tarde fría de la Capital Federal.
A los 18 segundos Brito metió el 3-1 con un gol que estará en todos los rankigs , y no mucho después, Gomito Gómez aprovechaba de penal y ponía el 4-1 en 4 minutos del segundo tiempo. Era el derrumbe de Dálmine, un derrumbe record. Pero la cosa no terminaría ahí.
Monteagudo y Melo, a los 15 y 18 minutos respectivamente, sentenciaban un 6-1 que tiraba tierra encima de un Villa Dálmine en la lona. Quedaba mucho tiempo y parecía que el partido entraría en esos lapsus de poco y nada que suele darse en las goleadas donde le conjunto en ventaja baja la marcha por "respeto" y el goleado agradece. Pero el partido tendría guardado un capítulo especial.
A los 25 minutos Argañaraz vio un penal inexistente de Juarez y sancionó la pena máxima. El mediocampista del Torito se fue expulsado y Pérez marcó el 6-2, y el comienzo de la locura. Diez minutos más tarde , otra vez Renso Pérez ponía el 6-3 y Dálmine pasaba de estar en el suelo a arrinconar a un Chicago tambaleante, que no podía bajarle el ritmo a un partido frenético.
Cérica aumentó la tensión a los 38 cuando, con una gran volea, puso el 6-4. El Viola fue como pudo, con más ganas que otra cosa, pero no le alcanzó. Al final Chicago se llevó el triunfo, en un partido que quedará en la memoria de todos. Un 6-4 en una tarde fría de viernes.
Por Con La Mano No Vale
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