Independiente Rivadavia ganó nuevamente el clásico mendocino. La lepra supo golpear en los momentos justos y derrotó por 3 a 1 a Gimnasia. Pereyra en dos ocasiones y Cardozo le dieron la alegría al pueblo azul. Los de Garnero fueron pacientes y por ende se adueñaron de la provincia del buen vino. La lluvia le dio un tinte distinto a un derby que no se jugaba hace siete años.
El partido comenzó favorablemente para los del dany ya que a los 5 minutos, tras un pelotazo que bajó de cabeza Juan Pablo Pereyra, Cardozo dominó el esférico, corrió con él unos metros y definió ante la salida de Alasia, que nada pudo hacer ante la gran definición del '9'.
A partir de ese momentos, el lobo empezó a manejar el balón para intentar complicar a la defensa rival. La llegadas eran cada vez más clara pero a la hora de la definición, los locales tenían muchos fallas, por lo que Independiente seguía en ventaja en el marcador.
Una de las jugadas importantes fue la de Damián Akerman que dio una media vuelta dentro del área y remató al arco. Allí, el esférico se encontró con un Gaspar Servio que dominó en dos oportunidades y le devolvió la tranquilidad a su elenco.
Sin embargo la lepra aguantó todo lo que pudo y a los 42 minutos, el colombiano Carabalí puso el empate en el marcador. El gol llegó luego de una seria de rebote donde ninguno podía lograr su cometido, hasta que llegó el hombre de la tierra del café y definió para igualar el cotejo.
Ya en el segundo tiempo, los de Sergio Arias siguieron queriendo tener el protagonismo pero sin concretar las jugadas.
La etapa final fue donde los azules hicieron valer el peso de la historia y los años de experiencia en la B Nacional, para pegar en los momentos justos.
A los 27, un tiro libre desde el centro del campo de juego cayó en el área de Alasia. El oso aprovechó que lo habilitó Marín, dominó la pelota e hizo unos metros con el control de la caprichosa. El arquero salió rápidamente para tapar el remate, pero el '7' amagó un par de veces y ya con el '1' por el suelo, disparó ante un arco vació para volver a poner en ventaja a los suyos.La desesperación comenzó a abordar al lobo que veía que todo su esfuerzo había sido en vano.
Instantes más tarde, nuevamente el delantero volvió a anotar. En esta oportunidad fue un gran tanto tras un buen cambio de frente de Dolci. Pereyra, desde un costado dentro del área, efectuó el remate a portería para ampliar la ventaja.
A partir de ese momentos, el resultado estaba sentenciado. Independiente Rivadavia quizás no mereció ganar pero sabido es que los clásicos no se merecen. La lepra golpeó en los momentos justos y se quedó con un derby que llevaba cerca de una década sin jugarse. La provincia del buen vino se viste de azul. Mendoza es leprosa.
Por Iván Ferrato
@FerratoIván
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